viernes, 30 de enero de 2015


EL BUEN GOBIERNO EN LA EMPRESA FAMILIAR

Son muchos los países en los que se han publicado códigos de buen gobierno corporativo, en los que se establecen diversas recomendaciones y pautas que deben seguir las compañías para garantizar la eficiencia y transparencia en su actuación.
A través de los códigos de buen gobierno se trata de diseñar un modelo de gestión de las compañías que permita un uso más eficaz de sus recursos, estableciendo una serie de directrices internas por las que debe regirse el desarrollo de la actividad empresarial. Uno de los aspectos que trata de resolver el gobierno corporativo es el de establecer un control sobre el capital humano de la entidad, en el que se trata de regular los conflictos de interés que puede surgir de la interrelación entre la dirección de la compañía, su Consejo de administración, los accionistas y otros grupos de interés social.
Pero la inmensa mayoría de las empresas españolas, sean éstas familiares o no, no están sujetas a las normas de buen gobierno al no ser sociedades cotizadas, por lo que parece lógico que sean las propias empresas familiares, a este respecto, las que traten de diseñar el mejor marco de gobierno corporativo para desarrollar su actividad. Entre las iniciativas existentes, se recogen las propuestas efectuadas por el Instituto de la Empresa Familiar en la “Guía de buen gobierno en la empresa familiar”

 Apoyo desde los órganos de gobierno de la familia y la corporación a la participación de los socios
familiares minoritarios y de aquellos accionistas no familiares.
 Creación de consejos de administración activos a medida que la empresa crezca, olvidando
estructuras basadas en órganos de gobierno informales.
 Incorporar a los consejos de administración la figura del consejero independiente, como elemento
canalizador de la opinión de aquellos accionistas que no participan en la gestión del negocio,
aportando objetividad a decisiones claves de la empresa, con independencia de la familia y la
dirección de la sociedad.
 Organizar el gobierno de la familia empresaria a través de órganos formales como la Asamblea
familiar y/o el Consejo de familia, y regular su actuación a través del protocolo familiar.

 Separar de forma clara las funciones que ejercen los órganos corporativos y los órganos familiares.

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